- A mí nadie me enseñó a llorar, respondí. He reunido muchos amores y hoy ningún barco navega por tu caldo natal. En tus muslos están aquellas frases que siempre evitaré oir.
Entonces se escuchó un llanto.
Y olía detrás.
-Todo muelle es gris para un corazón ajeno, dijo ella mientras cubría su sexo. Solo eres agua sobre una piedra.