- Vida de mi boca, te llevo como a una princesita borrada.
Se hacen pechos en la ola lisa de mis labios, y entonces, ella se desnuda en mi garganta. Avara, llora de agua. Aún tiene esa cara de niña. Para cuando me llegue la muerte, descubrirá que yo fuí su rey. Ese que moría de amor. Y mi cuerpo se abrirá en un canto... Y yo habré sido su jardín prohibido.