Acariciarte los labios a velocidad reducida, juntos, hasta las raíces que viven como dos pequeñas olas ocupando nuestras bocas. A lo lejos, ves pasar la vida por mi pensamiento. Tú y yo oímos planear la luna que desciende en los armarios de nuestra piel como un gorrión enloquecido.
- Nos esperamos en el tiempo donde muera el climax, amor. Cerca de la humedad que se extiende a mitad de nuestros dientes.