Ella buscaba conseguir aquellos silencios que rodaban desde la comisura de sus labios cuando estaban mojados por un beso. Entonces, una brisa desteñida, arrastraba sus vapores de boca, extendiéndolos como pensamientos respirados. Materias frías de amor le rodaban sobre el cuello.
Y la distancia permanecía inmóvil, vaciando sus cristales en las manos gruesas del poeta.