lunes, 25 de marzo de 2013

LA LLUVIA QUE SE PONÍA ESPESA AL ENAMORARSE DE MIS MANOS CUANDO ACOSTABA EN ELLAS SU SEXO SECO.

Ella cavaba en el odio que amaba. Después, sacó su sueño deshuesado porque le colgaba del alma. Y lo besó. Sus labios sumergieron en ellos todas las ciruelas que había robado desde la boca de otro amor para endulzarse la saliva.
Entonces, por fin, descubrió a la maleza que crecía sobre su corazón pálido.
- Vida, somos dudas desterradas aquí. Se oye mucho mejor el sonido de tu alma...