lunes, 21 de octubre de 2013

LA ESTRELLA QUE SE OCULTABA EN EL SABOR DE LA FLUORITA CONTORNEÁNDOSE COMO UNA OLA DE CINTILLOS DORADOS EN MIS PUPILAS.

El tiempo se deja caer sobre praderas de agua. 
Un vocablo toma a dos manos un trébol roto. Sus calorías hacen ruido... Se articulan dentro de bolsas de aire. 
Dos besos gimen al contemplarse en la transparencia de una melodía.
A lo largo de las gardenias se acomoda una sonrisa. Ríe, dándose volteretas.
- Te traigo una canastilla con sentimientos, Enrique. Están desordenados...tú sólo ponlos en un rincón soleado.