lunes, 23 de diciembre de 2013

LA PROSTITUTA QUE METÍA SUS NOSTALGIAS EN EL PORO SECO DE UNA SOLEDAD TAN TENUE COMO LA ETERNIDAD.

La esperanza gira dulce, sumisa, en las fronteras de un recuerdo. La calma huele a limpio, pero se enfría en los ruidos lentos de tu mirada. 
Mis palabras tienen sabor a trasluz en el significado de tu boca.
- Enrique, basta. Cuando me escribes valseas sobre un orgasmo deshidratado, pero puto.
Y es que la vida es como una contraseña que se evapora llena de adornos inútiles.