lunes, 17 de febrero de 2014

SOBRE EL NACIMIENTO DE UNA LUNA DE ORO QUE NO PODÍA DE ALEGRÍA MIENTRAS TOCABA DOS PEZONES DE PAN.

El alba era de espuma y amaba al relámpago. Las lluvias traían voces de agua que rodaban sobre una piedra fresca.
- Es inútil, no hay belleza en las paredes, sino voces que evitas oír. 
Pero en mi cuarto, dentro del ancho de un muro, se escucha al llanto pasar tras la música que mueve la lejanía.