miércoles, 26 de septiembre de 2012

EL PIANO QUE GUARDABA LOS OJOS DEL ALMA PARA IR A LA MATERIA DE UN CEREBRO A NADAR EN LOS DETALLES QUE NO CABÍAN EN SU MEMORIA.

Un seno desciendió de la luna. Se fue cayendo como una reliquia por un hueco de niebla fresca. Buscaba mi sexo y se agitaba.
En una tarde en llamas, sin tocarme ni verme siquiera, su pezón llegó frente a mi vientre desnudo. Las caderas soltaron entonces sus duendes giratorios. Buscaban la calle sin salida de un huevo lleno de ovarios y fantasmas. Y ese día, se llovió de olvido la respiración que nunca te vió.