miércoles, 10 de octubre de 2012

HISTORIA DEL INFINITO DE AMARNOS CON LAS CARICIAS INACABADAS QUE YO PONÍA A NACER EN EL BORDE DE TUS LABIOS.

Descendían goteras de la luna buscando su beso. Había una línea vacía, congelada, que le cruzaba los ojos. En ella, algunas veces yo me asomaba a ver lloviznar.
Entonces, esa mujer, lanzaba bengalas al interior de mi corazón.
- Son huellas perdidas, agradecidas por dejarme llorar sobre tu hombro.
Y mis pensamientos eran de nieve. Y sus trenes, eran el poder de mi afecto.