Las mentiras tienen el alma estrangulada y heridas en sus bordes. Entonces ella pone sus pezones sobre las roturas. Nota el trote hueco de mis emociones que viajan en su cápsula perfecta. ( Porque son rehenes que se dan vuelta en la electricidad de su propia sombra ).
Ahora, se acurrucan al interior de las cañerías. En lágrimas que acarician algo que se duerme. Son como patrias de aceite arrancadas de una tristeza de hielo.
- Enrique, basta, siéntame en tu corazón... y bajo un árbol, me cuidas el pubis.
Ahora, se acurrucan al interior de las cañerías. En lágrimas que acarician algo que se duerme. Son como patrias de aceite arrancadas de una tristeza de hielo.
- Enrique, basta, siéntame en tu corazón... y bajo un árbol, me cuidas el pubis.